La trasformación de las cárceles históricas mexicanas de centros penitenciarios a centros turísticos, espacios culturales y cívicos
Resumen
Las cárceles mexicanas durante el siglo XIX y XX no sólo tuvieron un papel de reclusión; sino también, de represión y tortura de los perseguidos políticos. Estos espacios fueron testigos de diferentes procesos históricos, sociales y culturales de México, pero ante la insostenibilidad de las mismas y por su legado histórico, fueron reconvertidas en cuanto al uso del espacio y vocación bajo tres modelos principales: centros turísticos, espacios culturales y espacios cívicos. El primer caso está representado por San Juan de Ulúa que en la época colonial fuera una fortificación portuaria, pero que hasta antes de la Revolución Mexicana (1910) se había convertido en el centro de tortura principal del régimen dictatorial de Porfirio Díaz y que fue apropiado por el gobierno local para convertirse hasta hoy en día en el principal centro de atracción turística de esa región. El segundo caso es el del Palacio de Lecumberrí que pasó de ser el modelo carcelario innovador del siglo XX en la Ciudad de México al albergue del Archivo General de la Nación y a un centro de la cultura nacional. Finalmente, la Casa del Perdón representa una cárcel local novohispana que fue reconvertida a un centro de reunión cívico.